No es el único factor pero no se puede obviar que la caida de General Motors supone el fin del mito de que el control energético es una opción sino una necesidad para sobrevivir. Las empresas que contaminan, que no midenla eficiencia energética de sus procesos y de sus productos acaban expulsadas del mercado. General Motors tiene el dudoso honor de construir coches de los más contaminantes del planeta. Al principio parecía que su costes de producción eran más bajos porque no estaban sometidos a regulaciones tan estrictas. Luego poco a poco fueron teniendo problemas para colocar sus coches en el mercado internacional. Al final se acabó el juego. Lo primero que ha dicho la "nueva GM" es que revisarán sus procesos y su linea de productos para centrarse en los más eficientes.
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