Hoy el
Parlamento Europeo ha tumbado la infame inicaativa del Consejo Europeo para incrementar la jornada laboral hasta las 65 horas semanales. Ya no es que en una situación de crisis y de incremento de paro la medida fuera absolutamente contraproducente en términos de empleo sino que atentaba contra los principios básicos en los que se sustenta nuestro sistema. Las democracias europeas han apostado por un sistema capitalista de estado de bienestar. Conseguido por un pacto social irrenuncable que incluye la no explotación infantil, los derechos sociales, la sanidad, la educación, el derecho de huelga y de asociación. Estos derechos que ahora nos parecen básicos tardaron años y mucha sangre en conseguirse. El objetivo es que algún día todos los seres humanos gocen de ellos y no dar ni un paso atrás en los derechos conseguidos. Por todos los que nos precedieron y dejaron su vida en ello.
No estaría mal que algunos de los privilegiados de ahora volvieran a leer a
Zola. Solo para recordar de donde venimos y a donde no queremos volver.
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