La mano invisible de Adam Smith anda repartiendo guantazos a diestro y siniestro. Por suerte en algunos sitios se han repartiendo cascos para que puedas cubrirte cuando la mano asesina se acerque a tí con malas intenciones. No en todos los lugares es así. Volví a Roma hace un par de semanas y me encontré una ciudad maravillosa como siempre pero desoladora como nunca. La crisis que afecta a Italia como al resto de los países europeos se ensaña con Italia y unos servicios sociales maltrechos después de años de políticas liberales pero además con un Ayuntamiento de Roma en manos de un ex-MSI/Alianza Nacional. Nada de centros de servicios sociales, nada de comedores sociales. Bajo el lema de que la protección social adormece los que esperan no encontrarse nunca en la calle no les importa ver Roma repleta de indigentes como si de cualquier ciudad estadounidense se tratara.
Un paisaje desolador. Justo lo que no queremos.
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