De las grandes injusticias que aun perviven en el mundo la de la discriminación contra las mujeres en general y de la violencia de género en particular es de las que más duelen. Porque se aprovecha de una situación de discriminación histórica, porque es parte de la verguenza de la mitad de la humanidad oprimiendo a la otra mitad. Porque recuerda en muchos aspectos a la lucha por los derechos civiles y contra la esclavitud y la segregación. Esta injusticia no conoce de culturas ni de bienestar social, ni siquiera de edad. En nuestra sociedad opulenta y civilizada sigue siendo cotidiana. Por eso NUNCA MAS. NI UNA MAS. No solo por ellas. También por nosotros, por mantener un poco nuestra dignidad y que poco a poco se vaya borrando de la memoria el que hemos sido parte y artifices de la opresión a la mitad de la humanidad.
No quiero dejar de recordar también hoy aquí y ahora a todas las mujeres que han sufrido violencia sexual y en concreto a las Bosnia que conocí de cerca y que aún esperan que se haga justicia. Esas que se tuvieron que volver a levantar, lavar, limpiar y secar las lágrimas para sacar adelante a sus hijos. Ellas esperan justicia y yo también.
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