Hoy empieza una nueva etapa. Los que me han seguido en este blog saben que no es este el Tratado que esperábamos y que creo que la Constitución no nata hubiera ido un instrumento mucho mejor para enfrentarnos a los retos que el Siglo XXI nos está planteando. Sin embargo no debemos dejar de alegrarnos de que hoy entre en vigor el Tratado de Lisboa, condición necesaria para cualquier avance que queramos hacer en la contrucción europea y para salir del embudo institucional en el que nos habíamos metido. Con el presente tratado hay elementos suficientes para profundizar en la políticas comunes y para incrementar la relevancia internacional de este proeyto común que es Europa. Nunca en la historia ha existido un proyecto semejante. Donde muchos países que durante siglos se han matado entre ellos deciden iniciar un camino común en paz y prosperidad y nunca en la historia ha existido tal nivel de riqueza, con una distribución tan equitativo y con un estado de bienestar que proteja a los má desfavorecidos.
Europa sigue siendo un oasis en medio del desierto. Ojala un día toda la humanidad pudiera vivir con los niveles de libertad, educación, desarrollo y solidaridad con los que vive hoy Europa. Como dirían los napolitanos: Europa, "Cent anni!
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