"Lo peligroso de las huelgas de hambre es que funcionan". Me lo dijo llorando hace 15 años una compañera de ONG mientras acompañabamos a Pablo Oses y a Juan Luis Herrero en la huelga de hambre que hicieron para pedir el 0.7 del PIB para Cooperación. Estuvimos acampados casi 3 meses en la castellana: en los momentos finales cuando la situación era extremadamente delicada mi compañera hacía ese comentario co preocupación. Verdaderamente gracias a su huelga de hambre había habido una movilización social sin precedentes, se había conseguido ponerlo en portada de todos los medios cada día pero ese mismo éxito llevaba a los huelguistas a estar cada vez má convencidos en su detrminación de que morirían si era necesario por seguir apoyando la causa tan justa como era el que nadie muriera de hambre en el mundo.
El caso de Haidar ha vuelto a poner sobre la mesa el drama del pueblo saharaui y de las resoluciones incumplidas de Naciones Unidas, de Mac y todos los que durante años trabajaron en el Consejo de la Juventud y en otras organizaciones para que su existecia no cayera en el olvido. De tantas y tantas familias que ha acogido niños saharahuis creando un lazo de unión entre pueblos.
Hoy tenemos algo que celebrar. Haidar a vuelto a casa. Lamentablemente la solución del problema saharaui sigue pendiente.
"Cuando te pones al lado de 30 millones de personas condenadas a morir de hambre ves las cosas de otra manera".
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