Ayer finalizamos el Roadshow que nos ha llevado por 5 ciudades, y lo hicimos en la maravillosa Lisboa. Tuve que hacer la presentación en inglés ya que lamentablemente no hablo portugués (me encantaría hablar todas las lenguas del mundo) y siempre me sabe mal que ellos nos entienden perfectamente y parece que nososotros nunca nos preoupemos por estar cerca de nuestros vecinos. Claro, yo catalán afrancesado no descubrí Portugal hasta hace bien poco pero luego tiene mil cosas que me fascinan. Sobretodo ese estar mirando siempre al mar. Hoy, regalos de la vida, después de las conferencias me han cancelado una reunión que tenía, y regalo de la vida otra vez, a apenas 200 metros del Hotel estaba el Museo Calouste Gulbekian, tantas veces viniendo a aquí y nunca tuve ocasión de ir. Una maravilla los 4 o 5 Rubens, el par de Renoirs o esos tiernos paisajes de Corot, pero lo más sorprendente era una colección de monedas y medallas griegas sobre los Dioses. Desde Zeus a, Atenea, Apolo, Hera, Poseidón sobre los mares, o mi querido Dionisio, y entre todos ellos Hermes. Hermes, el mensajero de los dioses, inconfundible con su casco alado, veloz como el viento. Fue siempre el Dios de los viajeros y sus estatuas estaban en los cruces de la mayoría de caminos de Grecia, desde nuestra peninsula hasta Persia. Lo que no sabía hasta hoy es que Hermnes fue también Dios de los comerciantes y más tarde de los ladrones. Quiero creer que no es una trayectoria vital irreversible. De viajero a comerciante a ladrón. Prefiero pensar que también es el dios de los titiriteros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario