Con mi hermana pasa como con mi abuela, tu las oyes hablar de mí y no me conoces y te crees que soy el tipo más inteligente del mundo, el más simpatico, el más guapo, bueno todo lo más. Una de las últimas perlas de mi hermana ha sido echarme la bronca por un post en este blog sobre la crisis. Dice que debería estar ofreciendo las soluciones que se me ocurran para salir de la situaciuón actual. Me lo tomo como un halago. Hay miles de economistas brillantes, los mejores cerebros de nuestro planeta dandole vueltas a como salir de esta situación y no me siento con los suficientes conocimeintos para poder dar yo recetas. Escucho, leo, valoro, opino. Sin embargo, pese a lo que piensa mi querida hermana, mis hombros no dan para echarme esta crisis a las espaldas y proponer la esperada solución. Prefiero ofrecer tan solo algunas claves que de todo lo que leo me resuenan creo que nos muestran algo de luz. En busca de esas respuestas he vuelto a leer
The Economist, cuyo numero de esta semana recomiendo, sobretodo en el debate online que mantiene Stiglinz. Aunque a mi hermana le cueste aceptarlo Stiglinz sabe mucho más que yo.....
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