Desde bien pequeñito mi madre siempre nos ha regalado un libro por Sant Jordi. Uno a mí y otro a mi hermana. Recuerdo uno de los primeros que fue el de los Tres Mosqueteros, cuantas tardes soñando a ser espadachin ya defender valores eternos... Con los años aprendí a valorar también la rosa, su color, su fragilidad. . El año pasado pude estar en Barcelona en Sant Jordi y disfrutar del colorido de las calles y de esa explosión de primavera. Ahora desde tierra adentro celebro este día. Una de las tradiciones más bonitas.
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